Manometría esofágica


La manometría esofágica es un estudio que permite medir la motilidad del esófago en su conjunto. Permite, por un lado, la valoración de la calidad de las ondas peristálticas que el cuerpo del esófago ha de propagar para permitir una correcta deglución del bolo alimentario, y, por otra parte, la valoración de la presión y de la relajación de los esfínteres esofágicos superior e inferior.


Representa el patrón oro para el diagnóstico de los trastornos motores del esófago, y es imprescindible para la ubicación del esfínter esofágico inferior y permitir la colocación de forma exacta y precisa de la sonda de phmetría durante esta prueba.
Los síntomas que presentan más habitualmente los pacientes que se benefician de la realización de esta prueba serían:

  • Ardor retroesternal (pirosis)
  • Disfagia (dificultad para deglutir el alimento)
  • Odinofagia (dolor al deglutir el alimento)
  • Dolor torácico (no cardíaco)


La manometría esofágica facilita información esencial para el diagnóstico de los trastornos motores esofágicos:

  • Acalasia
  • Espasmo esofágico difuso
  • Hipomotilidad esofágica

Además, la manometría esofágica nos aporta información muy valiosa en el estudio de los pacientes con enfermedad por reflujo gastroesofágico. En todos los pacientes que sean valorados para la realización de tratamiento quirúrgico la manometría es imprescindible, dado que en presencia de una hipomotilidad del cuerpo esofágico, las técnicas quirúrgicas antirreflujo pueden provocar disfagia (dificultad para deglutir el alimento). Por otra parte, la manometría es imprescindible para la localización del esfínter esofágico inferior, referencia obligada para un adecuado posicionamiento de la sonda de pHmetría.

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Se trata de una técnica que no requiere una preparación compleja para el paciente. El único requerimiento será que el paciente acuda en ayunas de 6-8 horas, para evitar la presencia de alimento en el estómago, que podría crear dificultades durante la prueba.


Para realizar una manometría esofágica se coloca una sonda a través de la nariz, que queda ubicada en el esófago y que permite medir las presiones en el cuerpo del esófago y en los esfínteres esofágico superior e inferior, tanto en reposo como en respuesta a las degluciones realizadas durante la exploración. Los cambios de presión son fácilmente reconocibles en el gráfico que aparece en la pantalla del computador que analiza los datos recibidos.


Durante el estudio se registran las ondas contáctiles (peristálticas) que se producen en el esófago en respuesta a las degluciones secas y húmedas (cuando damos al paciente una pequeña cantidad de agua).
Asimismo, se registran las presiones de los esfínteres esofágicos inferior y superior, así como su respuesta en forma de relajación cuando se realizan degluciones secas o húmedas.


El objetivo del estudio es poner de manifiesto el correcto funcionamiento del esófago o, por el contrario, el hallazgo de las alteraciones que representan los criterios diagnósticos de cada uno de los trastornos motores del esófago.

Patologías relacionadas

En la manometría esofágica también se obtiene información muy relevante para la toma de decisiones terapéuticas en los pacientes con enfermedad por reflujo gastroesofágico. En función del comportamiento del esófago durante la manometría se elegirá entre las diferentes alternativas de técnicas quirúrgicas (o endoscópicas) o incluso puede descartarse tal posibilidad.


Los riesgos de la prueba son mínimos dado que no se han registrado complicaciones relevantes. No obstante, sí son inevitables las molestias inherentes a la colocación de la sonda nasogástrica por la nariz, y su mantenimiento durante los 10-15 minutos que demora la prueba.

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