Esófago de Barrett

El esófago de Barrett es una afección en la cual el revestimiento del esófago, el tubo que conecta la boca con el estómago, se vuelve anormal debido a la exposición prolongada al ácido del estómago. Esto ocurre por un fallo de una válvula (llamada esfínter esofágico inferior) que es la encargada de impedir el retroceso de lo que entra en el estómago. El esófago de Barrett representa una secuela a largo plazo de la enfermedad por reflujo gastroesofágico un trastorno funcional digestivo.

esofago de barret

En algunas personas que presentan reflujo gastroesofágico de larga evolución, la mucosa del esófago puede sufrir una transformación en una mucosa más parecida a la del estómago, e incluso con células similares a las del intestino (metaplasia intestinal). Este hecho da origen al esófago de Barrett, una condición que puede incrementar el riesgo de cáncer de esófago. Estos pacientes, además de un cuidadoso manejo del reflujo gastroesofágico, requieren un seguimiento específico que ha de ser realizado por profesionales con amplia experiencia en endoscopia avanzada. La detección de lesiones displásicas (con riesgo de progresar a cáncer) obliga a tratamientos endoscópicos especializados para eliminar el tejido con riesgo de progresión a cáncer.

Síntomas del esófago de Barret

Los síntomas de esta afección incluyen:

  • Acidez estomacal
  • Ardor de estómago
  • Dificultad para tragar

Si no se trata, el esófago de Barrett puede desarrollar cáncer de esófago.

Causas

El principal factor de riesgo para el esófago de Barrett es el reflujo ácido, que se produce cuando el ácido del estómago regresa al esófago.

El reflujo gastroesofágico es uno de los problemas de salud más frecuentes en en la clínica digestiva, de forma que un 5-10 % de la población puede presentar síntomas prácticamente a diario. Resulta inviable, además de innecesario, realizar una gastroscopia a todos estos pacientes para realizar un diagnóstico precoz del esófago de Barret, puesto que no todos los pacientes tienen el mismo riesgo de desarrollarlo.

Personas con mayor riesgo: Serán los varones, de raza blanca, mayores de 50 años, con síntomas de larga evolución los que habrán de someterse a una gastroscopia, especialmente si además tienen obesidad, son fumadores y tienen antecedentes en la familia de cáncer de esófago.

Los pacientes con esófago de Barrett pueden ser totalmente asintomáticos por lo que la intensidad de los síntomas no permite una correcta selección de aquellos que más se beneficiarán de la realización de una endoscopia.

Por otra parte, a las personas a las que se le diagnostica esta condición hemos de recomendarles el abandono del hábito tabáquico y perder peso (si es el caso) así como el tratamiento constante del reflujo y la realización de las endoscopias de revisión que sean pertinentes.

Diagnóstico y evolución

En pacientes con exposición patológica del esófago al ácido gástrico de larga evolución, puede producirse una transformación del epitelio que tapiza habitualmente la luz del esófago en otro epitelio, «a priori» más resistente a la presencia del ácido.

No es infrecuente, en este sentido, que el paciente que ha desarrollado un esófago de Barrett refiera cierta mejoría en la sintomatología de reflujo (el ardor retroesternal, habitualmente). En definitiva, el desarrollo de esta condición incrementa el riesgo de padecer cáncer de esófago, por lo que va a requerir un manejo especial.

El riesgo de desarrollar un cáncer de esófago será mayor cuanto mayor sea la extensión del esófago de Barrett, de modo que a mayor longitud mayor será la frecuencia con la que habrán de realizarse las endoscopias de revisión. Incluso en las guías de práctica clínica existentes se recomienda que los pacientes portadores de un esófago de Barrett con una longitud superior a los 10 cm habrán de ser seguidos en centros especializados en esófago de Barret.

El hecho trascendente en el inicio de la progresión hacia el cáncer de esófago es la presencia de displasia, una alteración en las células del epitelio que determina el inicio de su transformación en células malignas. Así, cuando el paciente no presenta displasia, el riesgo de desarrollar cáncer es menor al 1% anual; cuando se desarrolla displasia de bajo grado, y más aún de alto grado, este riesgo se incrementa de forma significativa, por lo que ya se justificarán medidas específicas, como una intensificación del seguimiento, así como ciertas medidas terapéuticas.

Tratamiento

El tratamiento para el esófago de Barrett incluye además cambios en el estilo de vida para reducir el reflujo ácido, tales como evitar ciertos alimentos y medicamentos que pueden aumentar el reflujo ácido, y perder peso si es necesario. También se pueden recetar medicamentos para reducir la producción de ácido estomacal y ayudar a curar el tejido del esófago dañado.

En casos avanzados, se puede recomendar la realización de procedimientos endoscópicos para eliminar las células anormales del esófago como la radiofrecuencia, la crioablación o la coagulación con gas argón.

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Seguimiento

Es importante destacar que es importante mantener un control regular con el médico para monitorear la evolución de esta afección, ya que el esófago de Barrett puede desarrollar cáncer si no se trata a tiempo.

Si en una endoscopia de revisión se detecta alguna lesión visible en el esófago de Barrett, y esta corresponde a una lesión displásica, ha de realizarse la resección completa por vía endoscópica de la misma para lograr una estadificación óptima y recomendar al paciente el tratamiento más oportuno.

  • Si la lesión extirpada corresponde a una displasia de alto grado o un carcinoma intramucoso puede considerarse curada con el tratamiento endoscópico.
  • Por el contrario, si se trata de un carcinoma invasor, el paciente habrá de realizar una esofaguectomía (extirpación del esófago afectado por el epitelio de Barrett).

Si se cumplen los criterios de curación endoscópica de la lesión, y persiste epitelio de Barrett residual, este habrá de ser destruido completamente, para reducir el riesgo de desarrollo de nuevas lesiones neoplásicas en el futuro. El tratamiento ablativo más utilizado es la radiofrecuencia, pero también disponemos de otras modalidades como la crioablación o la coagulación con gas argón.

En caso de que el paciente no presente ninguna lesión visible, pero en las biopsias que se toman por protocolo se detecte displasia de alto grado, el tratamiento ablativo es mandatorio. En caso de la displasia de bajo grado se recomienda intensificar el seguimiento (acortar el período entre endoscopias), aunque en los últimos años varios estudios demuestran que es coste/efectivo la realización del tratamiento ablativo.

La realización de la ablación del esófago de Barrett reduce de forma significativa el riesgo de progresión a cáncer, pero existe la posibilidad de que el epitelio de Barrett reaparezca posteriormente. Es por ello que el paciente no habrá de abandonar el tratamiento antirreflujo en ningún caso (salvo que se realice una cirugía antirreflujo) y deberá realizar endoscopias de revisión según las recomendaciónes de sus especialistas.

Resumen

El esófago de Barrett es una afección causada por la exposición prolongada al ácido del estómago, los síntomas incluyen acidez estomacal, dificultad para tragar y ardor de estómago, los tratamientos incluyen cambios en el estilo de vida, medicamentos y procedimientos endoscópicos, es importante mantener un control regular con el médico para monitorear y prevenir el cáncer.

En resumen, los pacientes con esófago de Barrett son los únicos pacientes con reflujo gastroesofágico que presentan un riesgo incrementado de padecer un cáncer de esófago. El perfil de riesgo para el desarrollo de esta complicación es bien conocido, por lo que a estos pacientes se les habrá de aconsejar la realización de una gastroscopia. Cuando el esófago de Barrett es conocido, el paciente es tratado adecuadamente de su reflujo gastroesofágico y realiza el seguimiento adecuado, el riesgo de desarrollar un cáncer de esófago se reduce drásticamente. Adicionalmente, si cualquier lesión neoplásica que pueda aparecer se detecta precozmente, puede ser tratada por vía endoscópica, de un modo mínimamente invasivo, evitando cirugías cruentas con elevado riesgo de complicaciones. Finalmente, el tratamiento ablativo del esófago de Barrett está indicado en situaciones bien definidas.

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Ingaled está formado por un equipo altamente cualificado y especializado en las diferentes áreas de la salud digestiva, para dar respuesta a las necesidades de nuestros pacientes.

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Director médico y fundador de Ingaled

Doctor especialista en endoscopia avanzada y oncología digestiva . Licenciado en Medicina y Doctor en Ciencias de la Salud, desarrolla su actividad médica en las clínicas del aparato digestivo de Ingaled en Pontevedra y A Coruña, realizando el diagnóstico y tratamiento no invasivo de enfermedades digestivas a través de técnicas de endoscopia avanzada, ecoendoscopia intervencionista y CPRE, entre otras.